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¿Qué tienen en común el porno y la política? Muchos pensarán que nada, y otros, los más sarcásticos, dirán que ambos trabajos están llenos de personas sin escrúpulos y con poca dignidad moral. De hecho, el porno todavía se sigue viendo por muchos como algo sucio e impuro, algo a erradicar, una truculenta versión del sexo. La industria no ha dejado de crecer en los últimos tiempos gracias a Internet, alcanzando cada vez a más usuarios, y eso refleja que, por más que la gente esté en contra, al final todos acabamos cayendo en la tentación. Y es que el porno, más allá de debates morales, también puede funcionar como válvula de escape para nuestros deseos, como una forma de dejar atrás el estrés y la rutina. El porno alude a nuestros más bajos instintos, y de ahí también parte de su éxito. Los tiempos cambian, pero el porno siempre va a seguir ahí.

De la misma forma que seguirá la política, por más críticas que se hagan a los partidos y a los profesionales de este sector. Acá en Argentina la situación política sigue siendo insostenible, y los constantes cambios de gobierno muestran a las claras que el pueblo está cansado de gente corrupta y de dudosa moralidad. Muchos de ellos solo vienen a por el puesto, a llevarse mucha plata sin hacer demasiado, cuando su papel debería ser el de facilitar la vida a sus votantes. La crispación existente por parte de los propios votantes contra los políticos profesionales ha permitido que el populismo vaya ganando terreno no solo acá, sino en muchos otros países. El ascenso de Donald Trump al poder solo se explica de esa manera. Un hombre de negocios, hecho a sí mismo, con un oscuro pasado y un polémico presente, que es capaz de llegar a convertirse en el Presidente del país más poderoso del planeta. Su popularidad previa jugó a su favor, y por supuesto, esa forma de presentarse como salvador del pueblo, de la gente común. ¿Estamos cansados de los políticos profesionales y por eso votamos a candidatos conocidos pero sin tanta preparación? Siendo así, ¿podrá alguna vez una actriz porno llegar a gobernar un país?

Una industria que da mucha fama

Ya hemos comentado anteriormente la fama que la industria del porno está dando a las mujeres que participan en ella. En esta época de redes sociales, las pornstars se han convertido en insólitas influencers, y no solo en productos ligados al sexo o a su trabajo. Chicas como Lana Rhoades o Mia Khalifa han encontrado fuera del porno una manera muy lucrativa de aprovechar esa fama lograda en el cine X. Son chicas jóvenes, preparadas y con una fuerza brutal en redes sociales, capaces de despojarse incluso de los prejuicios de haber aparecido en escenas explícitas. Esa fama se traduce en millones de seguidores, y también en contratos con empresas de publicidad que quieren a estas chicas para mostrar sus productos. Ellas saben que tienen mucho potencial y en ocasiones también quieren aprovecharlo para cambiar el mundo, desde la política.

Cicciolina

El caso más conocido de todos es el de la húngara Ilona Staller, alias Cicciolina, una actriz porno que triunfó en Italia en los años 80. Staller consiguió una fama desmesurada tanto en este país como en el resto de Europa gracias a sus películas X, pero también supo llevar a cabo una carrera paralela en otros negocios. Tal es así que llegó a convertirse en senadora italiana, después de presentarse por un partido pequeño y conseguir un escaño. Se interesó mucho por la ecología y también trató de sacar adelante una ley para despenalizar el porno y considerarlo como cultura. Su paso por el Senado solo duró cuatro años pero en italiana sigue siendo tremendamente conocida, aunque más por sus películas que por la política.

Amandha Fox

El caso de Fox es aún más curioso ya que su carrera política duró apenas unos meses, y fue precisamente otra actriz porno la que acabó con ella. La joven era una famosa actriz italiana que decidió iniciar su ascenso en este sector buscando la alcaldía de Taranto, una pequeña ciudad. Allí se vio las caras con Luana Borgia, otra estrella del porno, que logró derrotarla. Sin embargo, Borgia tampoco llegaría a obtener la alcaldía de la ciudad, ya que su partido apenas consiguió un puñado de votos. ¿Sirve entonces la fama del porno para conseguir el apoyo de los votantes? Se ve que en algunos casos sí, pero en otros hay muchas más dudas. Y es que no es lo mismo ponerse delante de una cámara para tener sexo que gobernar una ciudad o un país.

Stormy Daniels

Una de las actrices porno más reconocidas de la década pasada, y una de esas polémicas señoritas que tanto dieron que hablar cuando Donald Trump se presentó como candidato. Daniels había tenido un affaire con Trump en el pasado, y su encuentro acabó resultando casi un asunto de Estado. El abogado del futuro presidente reconoció haber pagado a Daniels para que no airease su relación, pero el daño ya estaba hecho. La ex actriz porno aprovechó también su momento de fama para presentarse como candidata a senadora. Sin embargo, la chica anunció  que retiraba su candidatura a unas semanas de las elecciones, considerando que el mundo de la política era aún más nocivo que el del porno. Las malas experiencias de Daniels incluyeron el acoso de la prensa, e incluso un atentado contra su abogado.

Lucía Lapiedra

En España, las actrices porno también han logrado convertirse en figuras muy populares, y algunas de ellas incluso han roto los límites del cine X para pasar al cine comercial. Seguramente Lucía Lapiedra haya sido una de las más populares actrices porno de los 2000 en España, participando en multitud de películas X, pero también en algunos cameos de cine convencional. Incluso llegó a estar como tertuliana en programas televisivos. Lapiedra intentó asaltar la alcaldía de su localidad natal, Les Borges Blanques, en Cataluña, a través de un partido propio, el Partido del Deseo. Sin embargo, su carrera duró bien poco ya que no consiguió los votos suficientes ni siquiera para convertirse en concejal. Con el tiempo, Lapiedra dejó de utilizar este seudónimo para volver a ser Miriam Sánchez, y se alejó del foco mediático por diversos problemas personales y de salud.