La política es algo que a todos nos afecta pero que muy pocas veces sabemos bien como funciona. Es normal, a menudo lo vemos todo tan alejado de nosotros que no nos enteramos bien de lo que pasa alrededor de las cámaras parlamentarias.
Pero esto es un error. Esta gente que está allá toma decisiones por nosotros. Les pagamos un sueldo, deciden nuestro futuro… ¿no sería un poco conveniente conocer un poco más sus funciones y cuál es el proceso para llegar hasta donde han llegado?
Un poco de historia y contexto
Hay dos Cámaras (ésta, la de Diputados y la otra, de Senadores) y juntas forman el Congreso. Hay en total 257 bancos mexicanos XXX, que se miden según la cantidad de personas a representar. Normalmente se hace un censo general cada diez años, lo que pasa es que según cuentan los organismos oficiales, no se hace ninguno desde 1983.
Las elecciones determinan quien se debe sentar en estos bancos y se hace para un periodo de cuatro años, algo muy habitual en el resto de los países. Ser diputado implica que representas a tu partido y a tu pueblo, que son los que te han votado en función del programa de tu partido y las medidas y objetivos que deben cumplirse por compromiso y honor. La distribución sobre los votos se hace mediante una representación proporcional que se llama Ley d’Hondt, que mide cuantas personas hay en un pueblo o en un distrito y calcula cuanta representación de votos hacen falta para conseguir un escaño. Por ejemplo, el voto de un partido en un pueblo pequeño es más importante (por decirlo de otra manera, “cuenta más”) que el mismo voto efectuado en una gran ciudad. Son muchos los que critican este tipo de división, pero hasta ahora no se ha encontrado una fórmula mejor.
¿Qué requisitos hacen falta?
Todo ciudadano que quiera ser político y representar a su pueblo debe saber que puede hacerlo siempre y cuando se consigan los votos necesarios para ello. Pero los requisitos básicos son para todos los mismos:
- Se debe tener un mínimo de 25 años, que es la edad mínima para ejercer en esta profesión en nuestro país.
- Llevar más de cuatro años formando parte de la ciudadanía Argentina. Cualquier persona extranjera que no haya nacido acá puede llegar a ser diputado, pero antes tendrá que pasar cuatro años en el país para entender bien como funcionamos y conocer bien la realidad nacional.
- Vivir y residir en la provincia en la cual nos queramos presentar. Uno no puede vivir en una provincia y presentarse para otra, no tendría ningún tipo de sentido. Así pues, debemos ser consecuentes. Ah, y otra cosa: debemos cumplir por lo menos dos años de estar viviendo en la provincia en la que nos queramos postular.
- No se puede ser ser religioso. O sea, en el sentido de que no se puede pertenecer a ninguna orden ni congregación eclesiástica. Evidentemente, si que podemos creer en lo que queramos y adorar a quien nos plaza más.
Existen algunas incompatibilidades, por lo que vale la pena conocer la Ley en caso de duda.