El sexo vende, y eso es algo indudable que hemos podido comprobar en multitud de ocasiones. La gente siente un impulso natural por el morbo, por el deseo sexual, al menos en la inmensa mayoría de casos. Incluso con la represión que la religión lleva sometiendo desde hace siglos en este tema, el sexo siempre logra salir a flote como una de las cuestiones más importantes. Porque está íntimamente ligado a una de las fuerzas motrices de nuestro objetivo en el mundo: la procreación. Antiguamente, el sexo ya era visto como una forma de diversión, sin que tuviera que mediar la concepción de nueva vida de por medio. La religión conocía el poder de ese instinto sexual y decidió someterlo, para controlarlo, como un pecado más. La lujuria ha sido siempre objeto de grandes sermones por parte de los propios religiosos que han reconocido tener que reprimir sus propios instintos, en busca de una paz mayor. A veces lo conseguían, otras no demasiado, pero lo cierto es que los tiempos cambian, y el sexo ya no es tan problemática.
La liberación sexual de las últimas décadas nos ha traído un nuevo paradigma en el que estamos preparados para disfrutar de placeres carnales sin ningún tipo de prejuicio. Esa apertura sexual ha servido también para que las diferentes orientaciones se sientan más cómodas a la hora de mostrarse en público tal y como son. No es casualidad que la pornografía también haya vivido un boom en estas décadas, convirtiéndose en una de las industrias de entretenimiento que más dinero mueve en el mundo. Gracias a las nuevas tecnologías, el porno está ahora al alcance de prácticamente cualquier persona, a través de Internet y los dispositivos móviles. Esto ha creado una situación muy ventajosa para las productoras, que siguen ganando millones con las películas y escenas, pero también ha llevado a la sociedad a plantearse muchas cosas. ¿Es positivo que el porno esté tan extendido? ¿Deberían los menores de edad tener acceso a este tipo de contenido? ¿Puede el sexo convertirse en una obsesión y provocarnos problemas en nuestra vida social y sexual? De todo ello hablaremos en este artículo, para entender la situación actual y determinar si el porno debería ser prohibido o no.